Cada tanto, o en cada fecha especial que remita a la vida de George Harrison, me gusta reflotar este breve sentimiento expresado en palabras que escribí hace algunos años.
Este 25 de febrero (él a veces bromeaba con que su cumple era el 24) recién hubiera cumplido 77 años. Se fue muy rápido, nos dejó mucha luz.
Luz
En general, admiro y respeto a las personas con alma. Pasión. Corazón caliente.
A los talentosos. Que comparten su talento felizmente.
A los que aprenden de los mejores y aplican sin envidiar.
A los que emparejan hacia arriba.
A los que enfrentan a la muerte con valor.
A los que buscan algo nuevo, sin joder a otros.
A los que se ríen de los que se la creen. Irónicos.
A los que no posan.
…Dignidad.
George fue todo eso que admiro y respeto y que está tan lejos de los cánones actuales, tanto para el arte, como para el vivir diario. Seas creyente, o no.
No era un santo, ni era perfecto. Era humano, más que obvio decirlo.
Y el mensaje habitual implícito en su música era el de la fuerza interna que todos tenemos, y que solo tenemos que encontrar. Un mensaje pegado en melodías generalmente inmaculadas. Un músico de esos que te llegan.
Al alma.
…Luz.
Marce Lamela
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En primer lugar agradecerte Marce por estás palabras.. George, un genio, lástima ya no tenerlo. Pero excelente músico y buenísimo ven su guitarra. Muchas gracias por recordarlo, un grande!!!
gracias a vos Gra, besos