Entrevista completa a Willy Quiroga: ¡BUENOS AIRES ROCK IS HERE!

Entrevista a WILLY QUIROGA Quilmes 1ero de diciembre de 2017

Willy Quiroga nació como Wilfrido Aníbal Quiroga en Río Cuarto –provincia de Córdoba– el 17 de mayo de 1940. A finales de la década del 60 fundó Vox Dei y desde entonces, la banda sigue activa. Willy es compositor, bajista y cantante y un verdadero histórico del Rock Argentino.

La charla con el creador de Vox Dei duró casi dos horas y fue una avalancha de anécdotas e historias reveladas a tal punto que incluso antes de comenzarle a preguntar -y mientras seteo los micrófonos para la grabación de la entrevista- le comento que de puro cholulo traje la contratapa de la edición CD de La Biblia de su grupo y que incluye un dibujo hecho por él para que me firme. Al verlo, Willy recuerda: “Mirá que hice dibujos pero este es el mejor, el más emblemático de todos. Está por todos lados. Me lo copió todo el mundo. Y me inspiré en ésto –señala la frase al lado de su dibujo–. La hizo Ricardo (Soulé, su ex compañero en Vox Dei), quien tampoco la firmó, pero es de él; me dí cuenta que era “conócete a ti mismo”: arranca las raíces terrenas, suelta el vicio, la gula, la envidia, todo ese tipo de cosas que son las raíces que nos atan a la tierra, trata de arrancarlas en un esfuerzo supremo y se eleva a un plano superior. “

A mí me quedó grabado ya en mi adolescencia y aquí estás vos su creador. Las vueltas de la vida. -Le muestro un par de notas de LONDRES: LA GUÍA DEFINITIVA PARA CONOCER LOS LUGARES HISTÓRICOS DEL ROCK de esta misma Colección y le comento que, como ese, este libro que ya tenés en tus manos rescata hechos históricos provocados no solo por músicos argentinos sino también por extranjeros, y le menciono la actuación de Bill Haley en el Metropolitan (ahora Metropolitan SURA)-.

Y, seguramente yo tendría 12 o 13 años… (Nota: Haley se presentó en abril de 1958 en Buenos Aires, así que Willy tenía 18).

¿Fuiste a verlo?

No, no fui. Todavía era muy pibe y en ese momento… bah, yo vivía en Barracas en esa época. Podría haber ido pero ni me enteré. Solo había radio, no había televisión. Lo primero que escuché yo fue Elvis Presley y Bill Haley.

Willy, te voy a ir nombrando algunos sitios claves de la historia del Rock Nacional de la Ciudad de Buenos Aires y que en este caso tienen mucha relación con Vox Dei. La primera tiene que ver con el sello Mandioca: Jorge Álvarez funda –junto a sus socios Pedro Pujó, Javier Arroyuelo y Rafael López Sánchez– el sello independiente que cobijaría algunas de las más grandes obras y artistas del género en la Argentina, y entre ellos llega “Caliente”, el álbum debut de Vox Dei que se graba en los estudios TNT de la calle Moreno. ¿Algún recuerdo, anécdota que puedas contarnos? Las sensaciones de estar grabando un primer álbum ¿fueron en el caso de Uds tan emocionante como uno se imagina que puede ser algo así?

Sí, fue muy emocionante, por supuesto. Vamos a hablar del primer TNT. Pasaron muchas cosas. Nosotros éramos muy nuevos y lo primero que nos pasó es que nos empezó a verduguear el sonidista: “no, eso está desafinado, está desafinado” nos decía. Nosotros escuchábamos que estaba afinado (risas), pero como el tipo sabía que éramos nuevos nos molestaba. Creo que en la primera sesión no pudimos grabar nada porque el tipo insistía que estábamos desafinados. Y en la segunda me acuerdo que desapareció una de las guitarras de Godoy (Juan Carlos). El estudio tenía planta baja y primer piso nomás. Y no habíamos visto entrar a nadie. La buscamos por todos lados y la guitarra jamás apareció.

¿Ésto ocurrió para grabar “Azúcar Amarga”? O sea, el primer single.

“Azúcar Amarga” y “Quiero Ser”, un tema mío y el otro de Ricardo (respectivamente). Fue el primer simple. Por supuesto que me volví loco cuando Mangini, uno de los locutores conocidos de una radio que ahora no recuerdo…dijo en una revista, no se si era la Pelo… o Pinap… él dijo, apenas había salido el simple, que Vox Dei era la música suburbana que avisoraba para el futuro. Le gustaban las letras… pero sí, tuvimos un comienzo bastante duro (risas) porque estábamos recontra asustados, pero al mismo tiempo una alegría enorme estar grabando nuestro primer disco. La cosa con Mandioca vino porque nosotros habíamos visto muchos representantes y ese tipo de cosas. Cantábamos en inglés y nos movíamos con un disquito que habíamos grabado, un acetato, que tenía versiones de “Cuando Un Hombre Ama A Una Mujer” y “Gimme Some Lovin’ “del Spencer Davis Group ynos decían “no, esto no va a andar”. Finalmente, un chico que también se dedicaba a cantar y que yo conocía de antes y me encontré de nuevo de casualidad, me dice “no me digas que te dedicás a la música, yo me dedico a cantar”. Viene y me regala una tarjeta. El padre tenía una casa de artículos del hogar y yo le había comprado una máquina de coser ahí a mi vieja. Bueno, me dice, tomá esta tarjeta. Y con ella me contacto con la persona que me contacta a su vez con Mandioca. Ahí nos dice que el disquito estaba muy bien grabado, que tenia fuerza pero que nos fijáramos qué era lo que se hacía en esos momentos. Y nos pone un vinilo y aparece cantando Javier Martínez (Manal) ¡y no lo podíamos creer! (Canta “Jugo de Tomate”, imitando a Javier) “No hay que tener un auto…” (risas). Ahí nos dimos cuenta con Ricardo que sí, que se podía cantar en castellano. Viste que el sonido del inglés es mucho más gutural que el nuestro, el español es mucho más suave.

Es más fácil de musicalizar el inglés…

Es más facil de musicalizar y para rimar, para hacer poesía. Hasta entonces nos costaba encontrarle la vuelta y él nos mostró que se podía. Y entonces fue como “Bitter Sugar” se convirtió en “Azúcar Amarga”. Y “Caliente” (álbum debut) lo grabamos en el TNT de Moreno. Ya éramos muy amigos de Tim Croatto (su creador). Bueno, había hecho mucho dinero con su música y se había dado el gusto de poner un estudio de grabación bastante avanzado para la época y teníamos prácticamente las mismas máquinas con las que habían grabado Los Beatles. O sea, era en cuatro canales. Y Caliente quedó muy bien con la particularidad que un día nosotros grabamos “Total Qué”, y el que escucha la primera versión del tema escucha una armónica que hace “Whoaaaaaaa……” y nosotros no sabíamos de dónde había salido eso. Y lo grabó el técnico de grabación, Osvaldo Casajuz. Nosotros dejamos el estudio y cuando volvemos al otro día este loco nos dice “escuchen”. Nosotros no lo podíamos creer: “lo hice con una armónica”. Buenísimo quedó, tal es así que lo usaron para una publicidad de Sony que mostraba a una persona en una moto que tenía parlantes y venía escuchando ese tema. Estaba bárbaro. Ahí se grabó “Canción Para Una Mujer Que No Está”. SADAIC nos hacía cambiar los nombres. No se si sabés esto pero en aquella época había que poner tres opciones de nombre por las dudas ya hubiera una canción registrada con el que querías ponerle. Hoy en día podés poner cualquier cosa, es más, vos fijate que no le dejaron a Ricardo poner “Presente”. Tuvo que poner “El Momento en Que Estás” y entre paréntesis después, Presente.

Como un subtítulo.

Claro, un subtítulo. Y yo quise poner “Total Qué” y me dijeron “¡No!” Así que le tuve que agregar “(A Nadie Le Interesa Si Quedás Atrás)”. Poníamos nombre largos para que no nos pudieran bochar. Había que utilizar todo tipo de artilugios para poder quedarnos con nuestras ideas. Estaba “Cuero”, “Azúcar Amargo”, “Compulsión”… porque resulta que yo trabajaba en Otis, que era una empresa que hacía ascensores, que la letra dice de” trabajo sin sentido”… bueno. Fue en ese momento en que yo terminé de trabajar en Otis… en realidad yo toda mi vida trabajé. Desde los 12 años ya que mis padres estaban separados, yo tuve que trabajar siempre. Y bueno, ahí es cuando hicimos ese álbum. Y después de ese álbum…

Álbum que la verdad todavía suena potente, eh…

Seee, para ser que estaba grabado en cuatro canales, se hizo demasiado. Hoy en día con 36 canales, 80 canales que se yo, podés hacer lo que quieras. Recuerdo que cuando grabamos la versión, la tercera o la cuarta de La Biblia, que hicimos en el estudio de Lerner, El Pie, había una versión que tenía 52 canales, una locura.

¿Y qué versión preferís de La Biblia? ¿La Original o las subsiguientes?

Qué se yo, a mí me gustan todas. ¿Porqué? Porque cada una tiene una cosa especial. Por empezar, el sonido de la primera tiene el sonido del bajo, ese bajo “tortero” si se me permite la expresión, que no tenía marca, era uno que tenía Ricardo Soulé y, si te interesa, esta es una anécdota importante para el libro. Cuando empezamos a ensayar se nos ocurre algo. Ricardo venía de los Rollling, (canta) “Walking the Dog, yehhh …”, y yo venía de los Beatles, “She´s A Woman”, que se yo, todos los temas de los Beatles. Y en un momento dado, djiimos “¿porqué no hacemos temas nuestros?”. Aunque fueran en inglés. El papá de Ricardo era profesor de inglés en el Nacional de Quilmes, así que más o menos nos las rebuscábamos. Y en un momento yo le paso un tema mío que era “Bitter Sugar” (Azúcar Amarga) y él me dice “yo también tengo otro”. Bueno, le digo, pasámelo. Y empieza a tocar un acorde, un Re aumentado, disminuído-aumentado-disminuído y yo no lo tenía. Y nos pasó lo mismo que a Los Beatles cuando fueron a otro pueblo a buscar el dominante que les enseñó un amigo. Era un acorde que ellos no conocían y suponete que tenés el Mi y el Re, o mejor dicho, vos tocás el Mi, el cuarto grado es La, volvés al Mi y ¿despúés cómo resolvés? Y fue un amigo que les enseñó el Sí 7ma que es el dominante. Y ahí empezaron a resolver un montón de cosas los animales estos.

De otro planeta…

Sí, por eso, yo aprendí de ellos a ser diverso. A los Rolling Stones yo los respeto, son una súper banda, grosa, pero al cuarto, quinto tema ya sé lo que están tocando. En cambio los otros…

Bueno, el mismo Keith Richards lo dijo: “The Beatles nos patearon el culo siempre.”

Ah bueno, ¿viste?, Grande Keith. Yo con los Beatles aprendí a ser diverso. Y Vox Dei tiene eso: podemos tocar blues, podemos tocar country, podemos tocar heavy. O sea, entre “Canción Para Una Mujer” que es una canción, a “Ahora Es El Preciso Instante” que es country, o “Juntando Semillas En El Suelo” que es un rock, o “Jeremías, Pies de Plomo”, ahí tenés muchas cosas distintas.

Variedad. Bueno, los discos de los Beatles eran todos así.

Claro, por eso yo aprendí con ellos. Y aparte no trabajar solamente con una armonía, los mismos acordes. Al principio uno toca los que conoce, el La, el Mi, el Re. Punto, olvidate… ¿Adónde nos fuimos, dónde estaba?, me perdí (risas)…

Hablabas del dominante, del bajo…

Sí, bueno. Cuestión que Ricardo me empezó a pasar y le digo “no me sale” y agarra la guitarra y yo me quedé con el bajo, así (se pone como apoyándose en el bajo) y Rubén (Basoalto, batería) empezó a tocar, Godoy empezó a tocar y yo me dije “¿y ahora qué hago con el bajo?”. Me lo colgué y nunca más me lo saqué. Fue algo tácito. No fue decir “che, ¿cambiamos”? Nada, quedó así forever (sic). Gracias a Dios que sucedió eso porque es el instrumento que más amo, el bajo.

O sea que no te “obligaron” como a McCartney, que cuando se fue Stuart Sutcliffe le dijeron “ahora hacete cargo del bajo”.

Y en buena hora que se hizo cargo, la pucha…

Ese tipo sí que es una cosa increíble.

Es increíble, aparte las melodías. Las que hace McCartney me hacen acordar a Stevie Wonder, que es Mister Melodía para mí, ¿no? Un groso.

Cuando McCartney pela el bajo me parece que está haciendo un dibujo

¡Está dibujando! Por eso me gusta, porque el bajo tiene doble tarea. Y encima si cantás ¡triple tarea! El bajo tiene que trabajar con la batería en el ritmo, pero también es el que encadena la armonía. Todos los cambios de un acorde a otro… el bajo te va llevando y te lo deja servido en bandeja. A veces los verdugueo a los violeros: “mirá, mientras vos tengas una buena base de bajo y batería tocá lo que quieras” (sonríe). Lucite.

Lucite, sos la cara bonita.

Lucite, aunque seas feo, tocá lo que quieras (risas)

Retomando, entonces de Caliente pasamos a La Biblia. Ustedes no perdían el tiempo y en esos estudios TNT también grabaron su segundo LP, encima doble: La Biblia, una de las mayores obras de todos los tiempos de la música latinoamericana, que creo excedió totalmente los límites del rock and roll, al menos por acá. Del verdugueo en la primer sesión pasaron a un hito total ¿No se les fue la mano para tan rápido quedar en la historia (risas)?

Mundial, La Biblia fue un hito mundial. Porque no hay otra obra igual. Porque están los Gospels que involucran a Los Diez Mandamientos, o Jesucristo Superstar como obra…

Como obra teatral…

Claro, después está Tommy (el álbum doble de The Who), pero que habla de otras cuestiones. Pero todo esto es increíble y surge del disco debut. “Caliente” había salido hacía un mes y nos invitan a tocar como banda desconocida todavía en el Luna Park. Y allí estaban Los Gatos, Almendra y Manal. Y después estábamos nosotros y no se si Pappo…

Casi nada.

Casi nada. Y nosotros, súper desconocidos. Yo creo que está bueno que cuente estas cosas, esto que está detrás, los entretelones.

Está buenísimo, ¡dale nomás!

Por ejemplo, íbamos a tocar e imaginate, era el primer álbum, apenas un mes de salido y no teníamos una moneda partida por el medio. Y yo estaba con una camisita, así, con un pantalón y atrás del telón del Luna Park se me acerca Alfredo Toth que en esos momentos era el bajista de Los Gatos. Y me dice “¿Qué hacés, todo bien, estás nervioso?” “Y, bastante” le digo. El Luna estaba lleno, que se yo, 6.000, 8.000 personas. “Toco ahora”. Y me dice “¿Te vas a cambiar?” “No, qué me voy a cambiar si es lo único que tengo… “. “Tomá”, me dice. Y me dio su campera Lee. Ahí me demostró lo que es un buen colega, un buen compañero. Todavía soy muy amigo de Toth. Y yo aprendí a ser también así. Colaborar con mis colegas. Con Ricardo Iorio por ejemplo. Cuando ya éramos conocidos y tocábamos un día con V8, no le andaba el equipo y le dije: “usá el mío”. Yo tenía un equipo tremendo. “¿Cómo te vas a quedar sin tocar?”. A partir de ahí también quedamos amigos. Y bueno, salimos a tocar con “Total Qué” ¡y fue una explosión! Se paraban en las plateas, revoleaban los pulóveres y nosotros mirábamos pensando que había llegado algún famoso (risas). Litto Nebbia, alguno de los Manal, y no, ¡era por nosotros! Tocamos tres temas que era lo pactado para las bandas invitadas. Y el locutor dice “prendan las luces para que Vox Dei vea a su gente. ¿Les pedimos un tema más?” El público dijo que sí y tocamos “Presente”. Y ahí se pudrió todo. La gente aullaba (risas). Imaginate, eran tres voces, ninguna banda acá cantaba a tres voces.

Otra cosa bien beatle.

Claro, pero aparte hacíamos arreglos, algo que yo aprendí en el folklore. Y bueno, como consecuencia de ese acierto, vino lo otro. Para no dormirnos en los laureles empezamos a pensar qué hacer. Pensamos, pensamos, y un día, viajando con Ricardo en el colectivo, él me dice: “Ya sé lo que podemos hacer.” “¿Qué es?” le digo. “No, pero es muy loco” me dice. Le insistí y me dice “Bueno, escuchá: se me ocurrió que podemos cantar La Biblia.” Y le dije que me parecía muy groso y que sabía lo que iba a pasar: que iba a ser una revolución. Gobierno militar, la Iglesia opinaba muy fuerte. Y fue efectivamente lo que pasó: se armó una cosa como de fractura, los que amaban el primer álbum y que daban por descontado que iba a ser buena la obra y estaban los que decían “¡¿Cómo se atreven?! Estos pelilargos, con las camisetas desteñidas, meterse con algo tan importante como La Biblia.” Tal es así que todavía no había salido el disco, nadie había escuchado nada y nos llaman de uno de estos colegios privados religiosos y nos empezaron a hacer preguntas casi mirándonos con lupa y al final de la charla nos sacamos fotos, todos sonriendo y después de unos días aparece una revista que mostraba la foto y un texto que decía “Los muchachos de Vox Dei muy sonrientes mientras nos muestran su próximo engendro”. Eso me demostró lo que es el prejuicio. Prejuicio que puede causar un perjuicio para que los que pensaban como ellos pudieran decir “nah, ésto no lo vamos a escuchar”. Capaz que después tuvieron que retitular porque cuando salió la obra fue algo colosal. Se presentó en el Teatro Presidente Alvear en lunes consecutivos –nos dieron los lunes porque no había ninguna actividad en el teatro– y hubo que parar la calle Corrientes porque la gente no solo esperaba en la vereda sino también en la calle y había peligro con el tráfico.

Bueno, vos sabes que me había anotado algo que tiene que ver con esto que estás contando. Te estaba por preguntar si fue complicado pasar por el ok de la Iglesia y Gobierno en aquellos tiempos y casi que ya me lo respondiste. Me había anotado que: el disco, además de ser compuesto durante la dictadura militar, despertó inquietud en la Iglesia Católica que sutilmente consiguió que el sello Mandioca se comprometiera a entregarle la letra para su control para poder dar (o no) el visto bueno antes de ser publicada. Y que la decisión estaría a cargo de Monseñor Emilio Teodoro Graselli ​ –secretario del Arzobispo de Buenos Aires- Cardenal Antonio Caggiano, y que la autorizaron incluso con elogios hacia la banda diciendo: “A mí me hubiera costado tres horas explicar qué es Dios y ustedes apenas con un silogismo lo consiguieron.”

Bueno, eso se lo dijo a Soulé, porque las letras son de Ricardo pero lo hizo extensivo a todos. Recuerdo las palabras, pero aparte nosotros fuimos a la Curia -que creo que estaba en Suipacha y Santa Fé- con nuestra forma de vestir de esos momentos, con las barbas así de largas, pantalón dentro de las botas, camisas desteñidas y nos atendió medio condescendientemente. Porque se anunció que el disco iba a salir y pidieron las letras. Y por decirlo de una manera, cuando las vió se le cayeron las medias. Le cambió la cara de tal forma cuando las leyó. Cuando leyó el Génesis y vio (recita) “Cuando todo era nada, era nada el principio, Él era el Principio, y de la noche hizo luz”, nos dice “a mí que soy un hombre de la Iglesia me hubiera costado explicar el Génesis y ustedes lo hacen con tan pocas palabras.” Siguió leyendo los Libros Sapienciales y demás, y nos pidió una semana para contestar. Y vino la felicitación. Nosotros no habíamos tenido dudas porque sabíamos el espíritu que tenía la obra, no había nada digno de censura.

Al contrario, no era una herejía

Al contrario. Incluso nos dieron un papel que le decía a la juventud que escucharan La Biblia de Vox Dei que los iba a acercar. El papel salió en la primera tirada y después nunca más. Quedaron contentos y después se dieron cuenta que era una obra monumental.

Vos sabés que yo hice toda la secundaria en colegios religiosos y la frase “Sé que en algún lugar, alguien me espera hoy”, delos Libros Sapienciales, era uno de esos momentos que recuerdo de mis inicios en la escuela secundaria (colegio de monjas). No soy un tipo religioso, pero uno de los pocos momentos que tenían que ver con catequesis y que me llegaban, era cuando cantaban esa parte en la clase. Mirá si será universal, simple pero tan bien expresado, que alcanzaba a religiosos y no tanto.

Lo profundo no está en lo complejo sino en lo simple. En lo directo. Y eso, a través del tiempo, a mí me ha llevado a una conclusión que digo siempre en los reportajes, que cuando me dicen que es una obra religiosa, yo digo que pienso que ha trascendido el orden de lo religioso. Es humanístico, universal, para toda la gente. Sea de la religión que sea.

Recién me hablabas de la presentaron en el Teatro Presidente Alvear durante julio de 1972 (los días 3-10-17-24 y 31). Te iba a preguntar por la reacción de la gente, pero ya me lo dijiste…

No, pero es que fue tremendo. Había monjas, curas, chicos de colegios religiosos con sus uniformes…

No era el público que esperaban, ¿o sí? ¿Y los pelilargos como ustedes también estaban? (risas)

No, bah sí. Y los pelilargos estaban también. Había capelinas, trajes largos, pantalones chupines, era una cosa de locos…

O sea que el mensaje había llegado. ¿No habrá alguna filmación de ese mix de público? (risas)

Había llegado, había llegado. Y no, no hay filmaciones. En breve sacamos el nuevo DVD que grabamos el año pasado (2016) en el Teatro Gran Rex y lo grabé con seis cámaras, multi track de sonido, y ahora también te lo graban en un celular, pero aquello solo quedó en la mente de todos.

Durante esos shows, Ignacio Smilari reemplazó al guitarrista rítmico y uno de sus fundadores Juan Carlos Godoy. Tras esa gira presentación, Vox Dei definiría su clásica continuidad como un trío conformado por Willy Quiroga, Ricardo Soulé y Rubén Basoalto. ¿La gente reaccionó como esperaban? La llevaron bastante bien como trío…

Sí, la llevamos bastante bien (risas). Y vos sabés que la primera presentación fuera de Buenos Aires Ciudad fue en el Teatro… (piensa) Don Bosco de San Isidro. Todavía hay gente que me recuerda ese show en el que ya estábamos como trío. Después por el Interior del país fuimos a Tucumán, con Almendra, para dar dos funciones para 3.500 personas cada una y me quedó grabado el ingreso a las corridas de la gente, casi desesperada para llegar cerca del escenario. Las plateas eran esas sillas de metal que se llevan de un lado a otro (plegables). Todavía recuerdo el estruendo de las sillas y los gritos dela gente en ese ingreso. Y recuerdo que, tras la segunda función, fuimos a un barcito y allí estaba un señor que había estudiado en Salamanca y que se llamaba Gaspar Risco –sino me falla la memoria– y que era teólogo. Y nos dice “a ver, la obra es maravillosa, pero ¿porqué se les ocurrió hacer semejante cosa?”. Y cada uno le dio su versión. Y nos dice “esto afirma algo que aprendí en teología, y es que el espíritu sopla donde quiere”. O sea, el preguntarte porqué una idea sencilla “no se me ocurrió a mí”, y la respuesta es porque no, porque quizás vos no fueras el vehículo idóneo para transmitirla. Y bueno, La Biblia se nos ocurrió a nosotros porque el espíritu sopla donde quiere. (Piensa) La verdad es que yo conocí a mis compañeros de Vox Dei a los 27 años (soy de 1940), les llevaba casi diez años. Y cuando los encontré me dije “esta es la banda que estuve buscando toda mi vida”. El nombre lo saqué de “Vox pópuli, vox dei”. Al único que le gustó de entrada fue a Basoalto que, dicho sea de paso, siempre estuvo conmigo.

Sigamos con la parte de la obra en estudios y después pasamos al vivo, que allí también fueron parte notable de eventos cumbres: algo de esto también le pregunté a Black Amaya acerca de los estudios Phonalex en la calle Dragones (barrio de Belgrano) y es que, si bien allí hoy por hoy hay torres de departamentos, al llegar me pasó algo loco –y a mi hijo lo mismo-: sentimos una rara emoción. Creer o reventar. Sentimos que ahí había habido algo. Ustedes grabaron allí su tercer y cuarto discos: Jeremías Pies de Plomo y Cuero Caliente. ¿Recordás el lugar? ¿Anécdotas?

Había gente de muy buena onda, mucho respeto. Grabábamos de noche y generalmente aparecían pizzas. Porque parece mentira ya que, si bien el estudio está acústicamente preparado, durante el día siempre aparecía algún ruido, te llegan las vibraciones de todo el despelote que hay afuera. Y de noche, solo están los grillos (risas). La pasamos muy bien en Phonalex. Quedan las vibraciones.

Después grabaron Vox Dei Es Una Nube, No Hay Duda (1973), Vox Dei Para Vox Dei (1974) Estamos En La Pecera (1975) –siendo éste el primero sin Ricardo Soulé entre los miembros del grupo– y Ciegos de Siglos (1976) en los CBS Columbia. ¿Fueron todos en el mismo estudio de la calle Paraguay o CBS les brindaba otra locación?

En la calle Paraguay. Y ahí ya había más canales, otro sonido. Con respecto a eso te cuento que hay cosas muy locas. Cuando grabamos Ciegos de Siglos…

En el que ya no estaba Ricardo

No, ya no estaba Ricardo. Con Raúl Fernández y Enrique “Avellaneda” (Díaz). En ese hay un tema que compuso Rubén Basoalto, “Extraña Visita». Él decía que lo que relata en la canción pasó de verdad. Una noche, una madrugada, volviendo a su casa acá en Quilmes, vio una bola de fuego que pasaba, no que caía, que pasaba perpendicular a la Tierra. Y él se asustó y se metió en la casa y buscaba testigos de lo que había pasado (risas). Y no encontró a nadie. Bueno, grabó ese tema, que dice “algo infernal, un rayo del infinito que me alumbró”. Y si vos escuchás ese tema, hay unos grillos, un perro ladrando, bueno, esos ruidos los hacía yo. El perro lo hice debajo de un piano. Hay un tren hecho con una guitarra. Son cosas que se aprenden.

Y, ya no eran los que podían ser verdugueados como en la época de Azúcar Amarga…

¡Nooo, uno ya había aprendido…!

¿Y la foto de tapa para Vox Dei Para Vox Dei se tomó en el escenario del Gran Rex, correcto?

Sí, señor, y la contratapa, las butacas donde nos sentamos también es el Gran Rex. Por eso el nombre, estamos nosotros observándonos a nosotros.

Tengo Razones Para Seguir (1988) lo graban en Panda y lo presentan en el Teatro Ópera cuando regresan tras 10 años de ausencia discográfica (Nota: Gata de Noche –último LP de estudios– había sido editado en 1978).

Sí, nunca dejamos de trabajar; pero sí, claro, se había ido Ricardo. Se nos hizo difícil. Porque la gente la hace muy fácil, la acomodan y le ponen títulos… decían “Vox Dei Se disolvió”. No, nosotros estamos acá, seguimos laburando.

Pero los lanzamientos discográficos se espaciaron…

Sí, casualmente por eso. Se nos hizo difícil como se le hizo difícil a Pappo cuando quiso grabar el último, creo que era “Buscando Un Amor” (2003) que le pidieron un demo para grabárselo…

¿Un demo? ¿A Pappo?

Y a nosotros también, nos pedían demos. Y en ese entonces ya teníamos diez, doce álbumes.

Una cosa de locos.

Entonces, Corcho Rodríguez le dijo, “dejá, yo te lo voy a grabar”. Y lo grabó. Y después cuando volvió Ricardo (aflauta la voz, irónico) “¡Ay, volvió Soulé, se reunió Vox Dei!”. ¿Adónde se reunió si nunca dejamos de trabajar? Por eso yo compuse el tema “Tengo Razones Para Seguir” y así le pusimos de título al álbum.

Pasemos a la parte de festivales, aquellos iniciáticos y grosos. Pero primero hablemos de lo que hoy es futuro para nosotros –pero pasado inmediato para el lector–. El 23 de diciembre de 2017 está confirmado Vox Dei para los shows del Ciclo Héroes del Rock Nacional en el Teatro Gran Rivadavia, ¿correcto? (la entrevista fue realizada el 1er día de ese mes)

Sí, señor.

Tengo entendido que también va a participar –si bien el día anterior–Ricardo Soulé. ¿Sigue enojado? (Por la disputa por el uso del nombre Vox Dei).

No sé si sigue enojado.Yo hace mucho que no hablo con él. Pero yo pienso que está equivocado. Y la gente le demostró que está equivocado. Los medios, (las opiniones en) Facebook… yo pienso que el 80, 85% lo defenestraba. Decían “¿A esta altura del partido? Es una cosa de locos, el nombre se lo puso Willy”. Él sabe que el nombre se lo puse yo, que lo saqué de un libro en el año 69, ¿y él lo registra en el 2005? Y un día me llega una carta documento y bueno, ahí entramos en conciliación. Yo continué siendo Vox Dei, primero por lo que te comenté recién: que yo había conseguido la banda que quería conseguir, y segundo que yo le puse el nombre. Tercero que yo, siendo Vox Dei, no podía decir “bueno, se fue Ricardo, yo voy a seguir tocando sólo mis temas”. No. Yo continué tocando los temas de él, porque yo podía cantar “Canción Para Una Mujer Que No Está” o “Ritmo Y Blues Con Armónicas” que es de él; lo que le aclaraba a la gente es que “vamos a hacer Ritmo Y Blues, sólo que esta vez sin armónica”. Y se lo dije en la conciliación. “Mirá, yo estoy tocando los temas tuyos y te estoy dando dinero por parte de SADAIC: yo no miento”. Cuando hago la planilla para SADAIC pongo los temas suyos también. Por respeto al nombre y por respeto a la gente que nos puso donde estamos.

Imagino que incluso por respeto a la propia amistad que alguna vez pudieron haber tenido.

Por eso digo, es increíble, pero él siempre fue una persona muy especial. Como me contó B.B. King que le dijo la madre: “sé bueno con la gente, que la gente será buena contigo. La gente paga mi salario.” Y yo soy respetuoso con la gente que me puso donde estoy. Yo le traté de explicar eso y finalmente llegamos a un acuerdo judicial. Él puede usar el nombre Ricardo Soulé Vox Dei –que no sé porqué razón no lo usay yo puedo usar Willy Quiroga Vox Dei.

O sea que podría haber dos Vox Dei si quisieran. No te jodería

Sí, bueeee, no hay dos Pink Floyd pero hay un Waters y –mirando la remera que llevaba yo puesta– un Gilmour.

Como hay dos Yes. El Yes de Steve Howe –Steve no es un miembro original, llegó para el tercer álbum de la banda– y Yes Featuring Jon Anderson, Rick Wakeman & Trevor Rabin. Ellos lo hacen por su lado. Jon es el único original que queda en ambos lados ya que Chris Squire no está más…

¡Qué bajista!

Squire, tremendo. Se me pone la piel de gallina.

Sólo él hacía sonar el Rickenbacker así.

Al final no te pregunté de los festivales y para ir terminando y liberarte…

Todo bien, la charla está buenísima. Me trae tantos recuerdos…

Me encanta que así sea. Esto se hace por pura pasión.

Y todavía no hablamos de algunos lugares, como el (Cine Teatro) Pueyrredón de Flores (Av. Rivadavia al 6800), a media cuadra de la plaza, ahí nos pasó una cosa muy loca. Estábamos tocando La Biblia –recordá que gobernaban los militares– y entra la Policía a los gritos “¡Paren la música, carajo!”. Así, mal. Y viste que si te gusta el show te levantás, y le gritaban a la gente “¡Siéntense!”, parecía la época de Hitler. Y Ricardo les dice “¡La Biblia también fue escrita para ustedes!”. No sabés, ¡nos querían matar! (risas). Nos querían llevar a todos en cana.No sé qué les habrá dicho el manager para que no lo hicieran. Ahí tocaron todos. Y nosotros, dos o tres veces… qué se yo qué habrá ahora.

La última pregunta era esa, preguntarte qué lugar recomendarías a un turista para visitar por su poder histórico.

Y no nos olvidemos del velódromo, los B.A.Rock…

De eso te quería preguntar específicamente, los B.A.Rock.

Me dijeron que el velódromo está destruído.

Sí, pero ya lo están remodelando.

Ahí fue el primero.

El segundo también en el Velódromo y luego en el predio Malvinas, y ustedes tocaron en ambos sitios.

Me acuerdo que en el primero tocamos el Génesis, el año anterior a que saliera La Biblia y lo tocamos solo con la base ya que no tenía todavía las letras. Y fue un momento mágico porque me acuerdo que justo se estaba poniendo el sol detrás de las gradas cuando lo tocamos. También me acuerdo de un chico al que corrieron y lo tiraron de latribuna. Esas cosas no me las olvido más. Y después en el de Islas Malvinas, me acuerdo que tenía una gorra de capitán, o de marinero, al que le había puesto un pin onda naútica norteamericana que había encontrado en una calle de Nueva York y se lo puse a la gorra. Y me jodían para se que lo tire a la gente y cuando lo hago me avivo con la gorra en el aire. Nooo, se agarraron a los golpes para agarrarla. No pensé que se iban a pelear así. Y también está la filmación que se ve en “Hasta Que Se Ponga El Sol”, que tiene (risas) una perlita… Es en la parte en que estamos cantando, creo que “Presente”. Tres meses después de la filmación nos llaman de Argentina Sono Film porque unas tomas habían salido mal. Bueno, yo me había afeitado la barba y Ricardo había tocado con una Gibson Les Paul y no sé si después se rompió o no sé qué pasó, y se compró una Fender Stratocaster. En fin, la gente no se da cuenta pero me hicieron una barba en el estudio –demasiado grande–. A Ricardo también, y si ves la película aparece el mástil de una Gibson y en la otra toma, una Fender.

La editaron y les mezclaron las tomas. Parece Plan 9 Del Espacio Sideral de Ed Wood

(Risas)Los cohetes iban para un lado y el fuego salía para el otro…

Tal cual. Ustedes participaron de la peli Buenos Aires Beat, también…

No me acuerdo nada de eso.

¿Y del festival Pinap? Lo organizaba la revista del mismo nombre.

Sí, del Pinap. Bueno, la revista después se fue transformando en otra cosa, otro terreno, y ahí apareció Daniel Ripoll que organizó los B.A.Rock. Que fueron una locura, pero les salió bien.

¿Lo vivías como un Woodstock todo eso?

Sí, para nosotros lo era. Y para la gente. Cuando veo Hasta Que Se Ponga El Sol veo toda la gente ahí sentada en el pasto y lo que sentían. No llegó a la locura de Woodstock de bañarse en el barro o de aparecer desnudos, pero porque acá no se podía, ibas en cana seguro. Y yo también tengo ganas de escribir un libro, con mis historias, mis letras… Con dibujos.

¡Hay que hacerlo!

Tengo ganas.