La Navidad de Clapton es distinta a la imaginada

Los últimos álbumes de Eric Clapton tenían la brillante calidad interpretativa de siempre. El problema era la falta de chispa «eléctrica», el sacudón que Slowhand puede brindar con sus punteos: éstos eran cada vez más espaciados a medida que aparecía un álbum. El crecer hacia una edad donde la mayoría de los rockeros están por retirarse, el aparecer fotografiado en silla de ruedas y su blanqueo de una enfermedad que le transmitía una especie de parálisis cada tanto, hacía pensar que nada era casual y que seguramente la música de un Clapton excitante se había terminado. O sea, salvo momentos, los discos como solista le salían demasiado calmos, sobre todo Old Sock, Clapton. 

Y de repente lanza su primer álbum navideño. Oh, y mirás esa tapa hecha por el propio guitarrista… Todas las alarmas que se venían encendiendo empezaron a enloquecer en mi cabeza… Noto que encima se llama Happy Xmas (Feliz Navidad). Más explícito imposible. 

Lo reconozco: mi opinión de un disco navideño es poco menos que un bochorno  -salvo por algunas pocas canciones que zafan como el Happy Xmas (War Is Over) de Lennon- y no es (como dicen los británicos) my cup of tea (mi taza de té), más allá que en el hemisferio norte es más que habitual que esto suceda y que los artistas se vean tentados de hacer el suyo.

Y sin embargo… sin embargo, la cosa no es tan dramática con este disco. Incluso es sorpresiva. Si pensás que ésta Jingle Bells «es» aquella Jingle Bells, pensá de nuevo: es una versión a la tecno. Ya eso sería como para arrugar la nariz más que con la original, pero en un disco de Clapton toma ribetes estrambóticos. No es una maravilla, claro, y cuando la encontrás en la contratapa en el listado de temas, es un claro «pianta-compras», pero al menos (sabelo) sorprende. Más cercano posiblemente a la rareza de 1997 Retail Therapy -con el seudónimo TDF- que a cualquiera de sus últimos discos.

Como también puede sorprender un White Christmas 
-ver video debajo- o un Merry Christmas Baby en versión blues o la -atención al título- Lonesome Christmas (Navidad Solitaria).  Hay bastante blues en este disco de Navidad. Afortunadamente.

Silent Night sigue la línea amena de siempre, en este caso con una performance dulce y entrañable la voz de Eric que le da «ese» toque especial y la canción original nueva compuesta por EC y su viejo colaborador Simon Climie (ambos formaban el antedicho TDF) además de Dennis Morgan, se llama For Love On Christmas Day y no está nada mal tampoco.

En definitiva, las perspectivas eran las peores antes de la escucha -al contrario de sus anteriores lanzamientos, donde uno se preparaba distinto y se iba con algo faltando-, lo que no implica ésto que Xmas sea de lo mejor de su carrera. No seamos malos y no exijamos tanto a alguien que dio demasiado: esta Navidad de Eric no está nada mal.  

De verdad, te lo dice un agnóstico navideño musical.

Marce Lamela

Bonus track: A Clapton Christmas:

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