Bowie siguió mensajeándonos

Por Marcelo Lamela

Hace poco menos de cinco años escribí para una revista que ya no existe una nota sobre ★ (Blackstar), el último disco de David Bowie.

Hoy, en virtud del aniversario de ese lanzamiento -el cual además coincidía con su cumpleaños 69- decidí reflotarla con algunos aditamentos, actualizando algunas cositas. Y con un video muy particular.

Pasado mañana, 10 de enero, también se cumplen cinco años de la partida física de Bowie. Como quizás sepan, David siguió dejando mensajes sabiendo que pronto se moría, de allí la idea de reflotar esa «reseña» (creo que fue la última reseña de un disco que realicé, por más de un motivo, cosa para otro momento) ya que luego de la edición de la misma siguieron apareciendo «mensajes» de Dave en el álbum.

La nota mucho tiene que ver con lo que me provocó escuchar Blackstar, el placer y los escalofríos. La emoción y la tristeza. La alegría de haber disfrutado de semejante artista en ese momento quedaba opacada por el shock inesperado de su muerte a tan poco de un lanzamiento tan vital.

La nota actualizada es la que sigue y debajo verán un video muy particular pero que tiene su punto de interés máximo tras los tres minutos que tiene mi participación en el mismo: fans apasionados que publicaron los misterios develados de Blackstar, estén de acuerdo o no, los consideren un divague o no… Bowie siguió enviando mensajes mucho después de irse.

Ojalá les guste y les provoque escuchar el álbum todos estos días tan especiales.

(BLACKSTAR)

David Bowie

ISO – Sony Music

Producido por David Bowie & Tony Visconti

Enorme estrella negra sobre fondo blanco, y apenas debajo, pedacitos de más estrellas que en teoría forman la palabra BOWIE. Una lesión tipo “estrella negra” suele simbolizar evidencias de algún tipo de cáncer.

Eso en el formato CD, porque en la edición en vinilo, no tiene ni siquiera esa base blanca de fondo. Es negra. Sobre negro.

El booklet interno, la contratapa del álbum, el disco mismo, son totalmente negros, y la info pertinente a la música y letras y hasta los créditos incluídos están escritos con letras negras, que solo resaltan si se inclina el librito hacia la luz.

Entre toda esa oscuridad, en él encontramos alguna foto difusa del artista dando mensajes de lesiones, y de dolor. Son fotos que inquietan.

David Bowie murió de cáncer y el arte de tapa de ★ (Blackstar, Estrella Negra), su último álbum, tiene todas las señales de ser una especie de ataúd.

También nos enteramos poco después y gracias a los fans, que desde el mismo diseño, Bowie nos siguió entregando mensajes secretos, algo que confirmó Jonathan Barnbook, el encargado de plasmar en “visual” (un visual“no a la vista”) las últimas señales de Dave: el arte de tapa donde se entrega el vinilo -y el vinilo mismo- están repletos de Easter Eggs (como en los DVD’s, contenido que hay que descifrar, o tesoros por descubrir) y estrellas que, depende si las ponemos a la luz del sol, o ante una luz ultravioleta o ante una muy potente por un rato -y dependiendo en  qué parte del diseño lo hagamos- aparecen distintos mensajes, colores, figuras en un falso 3-D y hasta, con ganas de verlo, un Starman.

Vean: https://www.youtube.com/watch?v=DTvwdSCbVe0 y, en español  https://www.youtube.com/watch?v=D2X-uKbW68M

Todo depende del cristal o estrella con que se mire.

Sabemos también que salvo por un par de ediciones en ciertos países de antiguos lanzamientos, Blackstar es además el único LP o CD de su autoría donde el enorme músico/menos enorme actor británico no aparece en la cubierta. Al mítico Dave no lo veremos sino hasta abrir la tapa de ese ataúd.

★ -o Blackstar-, abre con el extenso tema de 10 minutos del mismo nombre. Es abrasador durante un tiempo, y de repente es luminoso. Es difícil. Es bello. Así fue el otrora Duque Blanco casi siempre, o mejor dicho, sus discos: perturbadores, a veces simples, por momentos sobrecogedores.  Difícil que alguno de sus lanzamientos lo mastiques de punta a punta sin que en algún momento frunzas el ceño inquisitivamente, como preguntando ´Hey, ¿y acá, que pasó?´. No por disgusto –o a veces, sí- , sino por diferente. El elemento sorpresa al que juegan los de esa clase casi extinta de inventores de arte que se cuentan con los dedos. La canción que da nombre al disco tiene todo eso: cuando luego de más de cuatro minutos, el clima comienza a agobiar por su densidad, se abre una puerta hacia otro tema dentro del tema, uno absolutamente enternecedor. Y así, bipolarmente, sigue su periplo durante el resto de los diez minutos. Sufriente, brillante. Pleno.

Y se dice tanto alrededor de este lanzamiento casi póstumo, que todo hace pensar que, quizá desde Dark Side Of The Moon de Pink Floyd, o el Abbey Road y el anterior The White Album -ambos de The Beatles-  no se intente leer entre líneas y que no se busquen tantas pistas ocultas – o no- en un disco, como está pasando con Blackstar. Los fans, los periodistas especializados buscan huellas de todo lo que no nos quiso decir Bowie en forma directa. De lo que le pasaba en sus últimos meses de vida terrenal. En sus letras, en los videos. Todos parecen ser arqueólogos de Blackstar, y está bien. Seguramente algo van a encontrar bajo la superficie.

Para lo que no hay que buscar demasiado, es para hallar música conmovedora. El disco es por momentos, estremecedor, y gotea entre etapas de tristeza y otros de mayor luminosidad emotiva y abundante en franqueza. Seguramente como se sentía su creador últimamente: entre vaivenes.

 “Miren aquí arriba, estoy en el cielo. Tengo cicatrices que no pueden ser vistas y tengo un drama que no puede ser robado.” Lazarus, desde su video, nos contaba todo esto antes de su salida el 8 de enero de 2016, día del cumpleaños 69 de David. Dos días después, cuando nos enterábamos de su muerte, mirábamos ese clip desde otra perspectiva. El tipo nos había avisado que se nos iba y no nos dimos cuenta sino hasta tener el diario del lunes.

Por lo que estamos asistiendo al funeral de alguien que no se irá jamás.

La música incluída en ★ es ambiciosa, rica en su producción (Tony Visconti de nuevo presente), lúgubre por momentos, sincopada en otras (‘Tis A Pity She Was A Whore, Girl Loves Me), más luminosa en Dollar Days y en el cierre definitivo,  que se engancha con Dollar: estoy hablando de I Can’t Give Everything Away, que en su segundo inicial pareciera que remite a Thursday’s Child, su temazo de apertura del disco “hours…” (1999). Y este cierre que es en verdad musicalmente precioso, pareciera tener como misión no dejarte con un gusto amargo, a pesar de lo que nos está revelando. Porque David te cuenta que algo anda muy mal, pero te lo dice apoyado en una música tremenda, donde el saxo de Donny McCaslin va pivoteando junto al cantante, acompañándolo en éste, su gorjeo definitivo.

Un final como diciéndonos  “sí, me estoy muriendo, pero el viaje fue divertido y la verdad es que ya no puedo dar más de lo que dí”. Es entonces cuando te percatás que solo queda consolarse pensando en cuán maravilloso fue haber tenido la oportunidad de disfrutar de semejante artista.

En varias de las siete canciones incluídas, el saxo a cargo de McCaslin destaca claro y prepotente, incrementando las texturas como quizá solo un instrumento tan excelso como éste y cuando está bien ejecutado puede brindar.

No crean que ésto se escribe desde la influencia del momento. Es una colección de temas/revelaciones que crecen a cada escucha. ★ está hecho desde el alma y el cerebro de un Bowie que sabía lo que se le venía, y que documentó en forma soberbia. Y él, una vez más, destaca no solo desde su música –este mix negro de jazz y art rock experimental –sino porque triunfa al transmitir perfectamente lo que tenía para decirnos y que tan bien nos había ocultado.

Por supuesto, dadas las circunstancias, el álbum se transformará (si ya no lo es a nivel rankings y creemos que sí), en el álbum de estudio más exitoso de los 25 que lanzó a lo largo de su carrera. También muchos dieron, por default, por decantación, que era el disco de aquel año, aunque éste recién empezaba. Una obra de arte. De hecho ganó varios Grammys y se lo eligió disco del 2016 en más de una publicación.

¿Y saben qué? Seguramente más allá de ser un cliché más que esperable, tampoco estuvieron muy errados.

El hombre-estrella nacido en Brixton, un barrio del sur de Londres, buscó apagarse en Manhattan, la isla que da sustento a la ciudad de Nueva York.

Pero aunque estas estrellas sean negras… jamás lo conseguirá.

Blackstar: Lanzado el 8 de enero de 2016.

Todas las canciones compuestas por David Bowie, excepto #4, co-compuesta según detalle.

1.             «★(Blackstar)»   

2.             «‘Tis a Pity She Was a Whore» 

3.             «Lazarus»              

4.             «Sue (Or in a Season of Crime)» (Bowie, Maria Schneider, Paul Bateman & Bob Bharma)  

5.             «Girl Loves Me»   

6.             «Dollar Days»       

7.             «I Can’t Give Everything Away»